Cumplir
nuestra función dentro de una institución educativa como docentes,
nos pone en un lugar muy particular, donde constantemente se tienen
que resolver problemáticas, siendo esta una tarea compleja. Y
responder a esa complejidad es lo que “marca
la diferencia”;
y fundamentalmente al reconocer que junto a los padres somos las
personas que establecen las huellas marcadas en su vida, para definir
las competencias que puedan disponer, desde su contexto, su historia
personal serán afectadas en cierta medida con nuestras decisiones y
podrán tomar en cuenta la guía que le ofrecemos para seguir
desarrollándose como persona.
Repensar
las prácticas, reconociendo que el
enseñar
no existe sin el aprender, el enseñar y el aprender se va dando de
manera tal que por un lado, quien enseña aprende porque reconoce un
conocimiento antes aprendido y, por el otro, porque observando la
manera como la curiosidad del alumno aprendiz trabaja para aprehender
lo que se está enseñando, sin lo cual no aprende, el educador se
ayuda a descubrir dudas, aciertos y errores.
Como
educadores debemos enseñar de manera humilde y abierta, repensar lo
pensado, revisar sus posiciones, involucrando en la curiosidad del
alumno, y los diferentes caminos que recorre para verificar la tarea.
Siendo
para nosotros una responsabilidad ética, moral, política y
profesional tener un análisis crítico de la práctica, y proveer
los medios para interpretar y comprender un mundo complejo y
proporcionar las orientaciones para recorrerlo.
Siendo
necesario buscar resolver, minimizar o contrarrestar las
consecuencias complejas que se presentan en el aula, que tienen que
ver con cuestiones de situaciones particulares de algunos o varios
alumnos, que afectan el clima de la clase. Lo primero que debemos
hacer es tratar y resolver esta cuestión antes de pretender dar un
contenido, para
formar niños y adolescentes sociales, felices, libres y
emprendedores…Cultivando
la emoción y expandir la inteligencia de los niños estimulándolos,
para pretender su sueño, ser felices, saludables y sabios.
Promoviendo
la formación de pensadores, educar la emoción, expandir los
horizontes de la inteligencia y producir calidad de vida. Donde el
alumno le permitamos intentar, correr riesgos, frustrarse, tener
tiempo para jugar y maravillarse con la vida, impulsando la
creatividad, la felicidad, que fueran solidarios, emprendedores y que
amaran el arte de pensar.
Permitirles
superar los fracasos y fallas,, lidiar con decepciones. Vivir sin
problemas es imposible. Debemos usar el sufrimiento para construir
la sabiduría, desde la producción de pensadores , para que la
escuela sea una aventura agradable.
Poder
contemplar lo bello, pensar antes de reaccionar, exponer y no imponer
las ideas, gerenciar los pensamientos, tener espíritu emprendedor,
formar su personalidad.
Que
pueda conocer sobre el funcionamiento de la mente en busqueda de la
excelencia, donde los padres y los docente deben ayudar incorporando
hábitos que permitan actuar con eficiencia en el pequeño e infinito
mundo de la personalidad de sus hijos/ para revolucionar la
educación.
De
esta manera contribuir a desarrollar características fundamentales
de la personalidad de los jóvenes. Si queremos formar seres humanos
inteligentes y felices, capaces de sobrevivir en esta sociedad se
debe desarrollar hábitos y técnicas que le permita observar estas
cuestiones. Un educador excelente no es un ser humano perfecto, sino
alguien que tiene serenidad para brindarse y sensibilidad para
aprender.
Se
necesita que el aula, sea un “ENTORNO SEGURO”, ese lugar donde
el niño pueda expresarse con franqueza, con honestidad, que pueda
hacerlo libremente, que pueda participar, que sabe que lo que tiene
para decir, que sabe que lo que tiene para hacer, va a ser BIEN
tomado por todos los que están en el aula.
Un
ENTORNO SEGURO que provea ciertas comodidades, para sentirnos
óptimos y disponibles para el aprendizaje. Crear entre los “pares”
un clima de cordialidad, si hay situaciones de acoso, conflictos o
amenazas, es muy difícil que los chicos se encuentren disponibles,
que sus cerebros se encuentren disponibles para el aprendizaje, por
eso, ese es nuestro primer trabajo, solucionar este problema antes de
pretender enseñar.
Los
Docentes debemos
abrirnos y permitir que los otros, los niños y los adolescentes se
abran en el aula, para valorar lo que tienen los alumnos para decir,
estimular, a animar, a felicitar, a acompañar.
Tener
en cuenta el contexto del niño que es una variable que influirá en
la posibilidad de estar disponible, aunque más no sea en acompañar
al chico, en CONTENERLO, ayudarlo a gestionar lo que le pasa. Estar
disponible para ayudar para que se regule, que pueda gestionar sus
emociones.
Debemos
tener SENSIBILIDAD Y DISPONIBILIDAD, cuando un alumno se está
desregulando para poder ayudarlo, una situación cotidiana.
Es
imprescindible conocer EL FUNCIONAMIENO DE LA MENTE, para contribuir
a desarrollar en sus alumnos la capacidad para gerenciar los
pensamientos, administrar las emociones, ser líder de sí mismo,
trabajar pérdidas y frustraciones, superar conflictos.
Tener
SENSIBILIDAD para contribuir a desarrollar la autoestima,
estabilidad, tranquilidad, capacidad de contemplación de lo bello,
de perdonar, de hacer amigos, de socializar.
Educar
LA EMOCIÓN que permite desarrollar la seguridad, tolerancia,
solidaridad, perseverancia, protección contra los estímulos
estresantes, inteligencia emocional e interpersonal.
Usar
COMO SOPORTE DEL ARTE DE PENSAR que permite desarrollar el pensar
antes de reaccionar, exponer y no imponer las ideas, conciencia
crítica, capacidad de debatir, de cuestionar, de trabajar en equipo.
Ser
INOLVIDABLES al contribuir en su sabiduría, sensibilidad,
afectividad, serenidad, amor por la vida capacidad de hablar al
corazón, de influir en las personas.
Poder
resolver CONFLICTOS EN EL AULA que contribuye a desarrollar la
superación de la ansiedad, resolución de crisis interpersonales,
socialización, protección emocional, rescate del liderazgo del yo
en los focos de tensión.
Poder
educar PARA LA VIDA y contribuire a desarrollar la solidaridad,
superación de conflictos psíquicos y sociales, espíritu
emprendedor, capacidad de personar, de filtrar estímulos
estresantes, de escoger de cuestionar, de establecer metas.
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