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“Hay que dejar de buscar culpables. Buscamos un chivo expiatorio y
lo condenamos y castigamos, y de esta manera no se resuelve el
problema de fondo” afirma Marta Paillet, refiriéndose a la
problemática, lamentablemente muy actual, del bullying.“
Violencia
“Este es un mundo violento para los para jóvenes, sobre todo”
considera Paillet. Hace foco en que, tanto la sociedad como un todo
así como también sus diferentes estamentos, deben reconocer su
deber en los casos de abuso.
“Todos
tenemos distintos grados de responsabilidad, pero siempre los adultos
más que los niños. Como sociedad tenemos que hacernos cargo de lo
que nos toca. Vivir en sociedad es ocuparse” expresa, considerando
que entre docentes y padres (así como medios de comunicación o el
mismo Estado, todo órgano que componga la sociedad) está la
solución al problema.
“No
hay mayor violencia que cuando el que está no reciba al que llega”
expone Paillet, alegando metafóricamente al cambio generacional y la
responsabilidad de los adultos.
“No
hay mayor violencia que el desamparo” reformula.
Se
deben plantear en las reuniones periódicas la posibilidad de
socializar e intercambiar sus percepciones en torno a conflictos
escolares, y proponen resoluciones.
“La
violencia se supera con espacios para el diálogo. La solución es
que el niño aprenda a hablar y a manifestar lo que no le gusta, lo
que lo incomoda” expone en una reflexión que bien puede referirse
al niño abusado como al abusador, ya que el abusador también tiene
un problema y también debe ser tratado. La respuesta no es la
exclusión del niño abusador ya que, además de someterlo al
aislamiento y el pésimo mensaje que esto transmite, el abusador
encontrará otra víctima y el problema, lejos de solucionarse, se
agranda.
“La
sociedad no previene. Educar siempre es la solución” considera
Paillet, apuntando al trabajo docente pero también a la educación
por parte de los padres.
“Si
los padres en su casa consumen programas de televisión que avalan el
abuso y lo disfrutan, el niño aprende que eso está bien y que es
divertido”. Con esto se observa que inclusive a través actos que
no estimulen directamente el abuso (y que pueden, quizás, pasar
desapercibidos) los padres pueden estar transmitiendo y/o colaborando
con un mensaje peligroso.
Los
que observan y no están de acuerdo son siempre más, pero muchas
veces tienen miedo. Hay que aumentar la autoestima de ellos. Sin
espectadores ni gente que lo avale, el bullying deja de tener
sentido, y por ende termina.”
Las
situaciones que se presentan entre
“los pares”, un chico no está solo en el aula con un docente, lo
que debemos buscar es que haya un clima de cordialidad entre los
pares, si hay situaciones de acoso, que hoy conocemos bajo la palabra
BULLING, es muy difícil que los chicos se encuentren disponibles,
que sus cerebros se encuentren disponibles para el aprendizaje, por
eso, si nosotros sabemos que entre los grupos de pares hay
situaciones que amenazan, ese es nuestro primer trabajo, no lo otro,
un chico que se siente amenazado dentro del aula, estamos seguro de
que ese chico no está para aprender. Un cerebro que está en
modalidad de verse amenazado no puede aprender esos contenidos que
queremos volcar. Pero respecto del bulliyng vale pensar que no es
solamente ese chico que está en modalidad de amenaza, imagínense
como que el cerebro tuviera una palanquita, la palanquita tiene dos
lugares, para un lado cerebro amenazado para el otro lado cerebro
seguro. En la medida en que el cerebro no se sienta seguro olvídense
del aprendizaje, si hay situaciones de bullyng no solo ese chico que
es acosado se ve amenazado sino que todo el entorno se ve amenazado,
porque todo el entorno lo vive en carne propia, que le puede pasar a
ellos mismos; y una cosa más que a veces la perdemos de vista, ese
chico que acosa, ese chico también está amenazado, entonces en la
medida que haya situaciones de violencia en aula en el grupo de pares
a eso nos tenemos que dedicar, porque todos esos cerebritos están en
modos de amenaza, si están en modo amenaza, no estamos disponibles
para el aprendizaje
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