domingo, 12 de abril de 2020

Gran maestro

Del maestro depende que el conocimiento no sólo sea recibido por el alumno, sino que se procese, se comprenda, se consolide en la memoria y detone ideas que le permitan al aprendiz hacer algo con ese conocimiento para beneficio personal, de su grupo y de su ciudad o país.

Un gran maestro es alguien que te enseña una materia, pero al mismo tiempo te enseña algo para tu vida; es alguien que hace de sus clases momentos memorables; es alguien que no sólo te trasmite conocimiento sino que te enseña a hacer algo valioso con ese conocimiento; es alguien que siembra con habilidad en tu mente los aprendizajes que te ayudarán a ser mejor como persona; alguien que se mantiene presente en tu mente inconsciente de por vida.

El rol de un maestro puede llegar a ser tan decisivo en la vida de un ser humano como lo es el rol de un papá o de una mamá, en especial cuando somos niños y adolescentes. Para la mente del estudiante el maestro no es sólo una persona que le trasmite conocimiento, sino que es una figura de autoridad a la cual no sólo escucha, sino que le cree. Una afirmación dicha por el maestro tiene el potencial de convertirse en una VERDAD en la mente del estudiante, una verdad que aun cuando el cerebro racional trate de no considerar, el cerebro inconsciente sí lo hará y de por vida.

Con su trato y actitud los maestros tienen el poder de alterar para siempre la personalidad y los hábitos de un estudiante, pero al mismo tiempo, de sembrar conocimientos ejecutables que le ayuden a transformar su entorno. Es por esto que el maestro tiene un poder doble, pues incide tanto sobre la persona como sobre el conocimiento que esta persona adquirirá.

Los maestros educan para el presente y para el futuro, hoy es fundamental que los maestros estén plenamente actualizados, ya que están ayudando a sus alumnos a forjar “una armadura y una espada” para las condiciones actuales en las que les ha tocado sobrevivir y para las que vendrán. La actualización a la que me refiero no implica sólo saber de tecnología y ciencia compleja: implica conocer también las tradiciones y las bases del conocimiento, y saber generar una síntesis aplicable entre ambas.
Es claro el tremendo impacto de los maestros en la vida de los estudiantes, donde sólo la influencia del hogar (padres y hermanos) resulta ser mayor en la vida de un estudiante.

La mente inconsciente del ser humano juega un rol mucho más importante que el consciente, no sólo en los procesos educativos, sino en la vida misma. El ser humano lleva a cabo procesos mentales conscientes e inconscientes todo el tiempo: cuando alguien nos pregunta por la descripción de una persona o nos pide que hagamos alguna operación matemática compleja, estamos siendo conscientes de las palabras utilizadas y la información analizada; sin embargo, cuando respiramos, cuando sentimos hambre, incluso cuando experimentamos envidia, celos o ira, son los procesos inconscientes los que están trabajando.

Los procesos inconscientes operan más allá de nuestra razón. Todo el tiempo estamos procesando miles de datos sin darnos cuenta: mientras vamos manejando, por ejemplo, nuestros sentidos van captando información visual, auditiva, sensorial y olfativa de todo lo que nos rodea, y esta información se integra a nuestras conexiones sinápticas neuronales y vivirá ahí de por vida. El ser humano ha recogido información de manera inconsciente desde el vientre materno: los sonidos del corazón de la madre y de su propio corazón haciendo música en armonía, los sonidos del exterior, las emociones de la madre, los cambios de luz en el exterior y miles de estímulos más.

Desde nuestra niñez somos unas esponjas que vamos recogiendo sin filtros toda clase de estímulos e integrándolos a nuestra memoria a largo plazo. Y como al principio no somos tan conscientes como para saber qué es bueno y qué no es tan bueno, simplemente lo aceptamos todo. Por ello, alguna actitud o frase de nuestros padres o maestros que representan la autoridad, por quienes queremos ser aceptados y reconocidos– llega a vivir de por vida en nuestra mente inconsciente.
Ahí estriba la gran responsabilidad que los padres y educadores tienen para con sus aprendices. El inconsciente opera todo el tiempo.

Nuestra consciencia es la capacidad de auto percibirnos, de reconocernos, de analizarnos, de procesar racionalmente información del exterior. Por lo tanto, cuando prima lo inconsciente entonces no percibes, reconoces ni analizas una acción antes de que suceda o mientras sucede. Por el simple hecho de ser un ser humano posees capacidades conscientes e inconscientes.

Los hábitos son acciones cotidianas que repetimos. La mayoría de nuestros hábitos son detonados por motivadores inconscientes, y en tales casos existen dos posibilidades: o no estás consciente mientras suceden estas acciones, o estás consciente de que suceden pero no de lo que las motiva. Déjame ponerte un ejemplo de cada caso.

Muchas personas muestran todo el tiempo una cara de gruñones, fruncen el ceño, fijan su mirada agresivamente y tensan sus músculos faciales, pero no son conscientes de su postura o gestos, ni mucho menos de lo que ha ocasionado este hábito en ellos

Ayudarle al aprendiz a dejar de ser víctima de sus condiciones, es fundamental, pues le permite lograr su desarrollo pleno y su interdependencia, liberándose de toda forma de codependencia.

Nuestros hábitos se gestan en la niñez y en la adolescencia y, a menos que haya un trabajo consciente y profundo en la adultez, los hábitos acompañan a la persona a lo largo de toda su vida y la llevan a actuar en automático. Se llega a afirmar que el 80% de todas las acciones que llevamos a cabo en un día cotidiano son motivadas por constructos inconscientes, y no son racionalizadas. Hoy te lavas los dientes de una manera inconsciente, tal vez como te enseñaron cuando eras niño y así te habituaste. Hoy te bañas en automático, sin ser consciente de que luego de lavarte los pies te lavas las rodillas, luego los muslos, y así sucesivamente.

Los maestros, así como los padres (y tristemente la televisión misma) son claves en la formación de los hábitos, algunos constructivos y otros destructivos, hábitos que vamos cargando a lo largo de toda nuestra vida.

Es importante evaluar tu tarea y tomar la iniciativa de actualizarse en cuanto a conocimientos y técnicas de enseñanza, pues los estudiantes mismos lo están demandando. Redoblando esfuerzos, para que gracias a su labor, actitud y trasmisión de conocimientos, logren convencer a los niños para que luchen por superarse. La amenaza de que un niño se desilusione en Primaria parece ser grande y son los maestros las piedras angulares para que esto no ocurra.

Si a la poca motivación que un niño o niña recibe en grados de Primaria para continuar con sus estudios le sumamos las condiciones económicas de las familias de los estudiantes en niveles de Primaria y Secundaria, tenemos como resultado que muchos niños y adolescentes no quieran seguir estudiando.

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