“El
procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es
hacerla agradable a los demás”, y esta es una hermosa tarea de los
educadores. Gandhi también nos dijo que “la felicidad se alcanza
cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están
en armonía”.
Que
los estudiantes se sientan cómodos, a gusto y felices en las aulas
es algo muy importante y que todo docente debería tener muy en
cuenta y esforzarse por conseguirlo. Un alumno feliz tiene más ganas
de adquirir conocimientos nuevos, está más despierto, más activo,
más concentrado, presta más atención en clase y la relación con
sus compañeros y profesores mejora considerablemente si disfruta de
su día a día en el centro.
Por
eso, formar alumnos felices, no son cosas difíciles, más bien,
pequeños detalles que los estudiantes tienen muy en cuenta y para
ellos significan mucho.
1.
Escuchar a los alumnos, tienen muchas cosas que decir
Mantener una escucha activa y auténtica, muchos alumnos se sentirán
valorados, sentirían que sus profesores se preocupan por ellos y que
intentan comprenderles.
2.
Mantener una actitud positiva en clase Entrar
en las aulas con buen humor y mostrar a los estudiantes una actitud
positiva, hace que ellos también la tengan. Si se dan cuenta de que
su maestro se ríe, está cómodo en clase y notan que disfruta con
su trabajo, ellos se contagiarán con esa alegría y emoción que
intenta transmitir cada docente.
3.
Los contenidos académicos no son lo único importante. En
el aula también se tiene que dar importancia a las emociones y a los
sentimientos de los alumnos. Centrarse únicamente en el lado
intelectual de los estudiantes para mí es un grave error. El estado
de ánimo y cómo se sientan los alumnos va a influir muchísimo en
el proceso de aprendizaje. Pero eso, también nos pasa a los alumnos.
¿No aprendemos mejor si estamos alegres y contentos? Pues ellos
igual.
4.
Dar clases en diferentes escenarios . Muchos
alumnos se llegan a aburrir de estar siempre metidos en las aulas.
Preparar una clase donde los estudiantes estén por ejemplo al aire
libre, no solo les va a sorprender, sino que seguramente los
profesores hayan captado su atención y hayan conseguido que los
alumnos estén más activos y despiertos.
6.
Hacer conscientes a los alumnos de su aprendizaje .En
muchas ocasiones, hay profesores que se dedican a escribir en la
pizarra y a dictar apuntes de la asignatura. En estos casos, los
estudiantes se preparan para la memorización, pero dudo mucho que
asimilen de verdad los contenidos. Eso no es hacerles conscientes de
su aprendizaje. El aprendizaje por proyectos, por ejemplo, da la
oportunidad a los estudiantes a que sean ellos los que propongan una
solución al docente basándose en investigaciones y búsquedas de
información. De esta manera, sí que están aprendiendo porque saben
que han sido ellos los que han encontrado esa documentación y los
que se la han leído. Eso, les hace estar más seguros de sí mismos
y por lo tanto más felices.
7.
Fomentar el pensamiento crítico en clase: Generar
oportunidades para que los estudiantes tengan que debatir, tengan que
expresar su opinión respecto a un tema, tengan que reflexionar,
tengan que buscar, tengan que preguntar. Así, los profesores estarán
alejando a sus alumnos de la sumisión educativa. Además, que los
alumnos tengan oportunidades de decir lo que piensan, de exponer sus
dudas y escuchar las ideas de sus compañeros, les servirá para
enriquecerse y para aprender cosas nuevas.
8.
Los errores forman parte del aprendizaje: A
muchos alumnos les da vergüenza equivocarse y cometer fallos delante
de sus compañeros y profesores. En estos casos, los docentes tienen
que hacer ver a los estudiantes que equivocarse es lo más normal
cuando se están adquiriendo nuevos conocimientos y se está
aprendiendo. Hay que intentar dejar bien claro a los alumnos que
cometer errores significa que lo están intentando, y por eso, ya son
unos valientes.
9.
Mostrar interés en los alumnos: Si
los profesores mantuvieran todos los días charlas con sus alumnos,
sabrían muchísimas cosas de ellos y les harían sentirse cómodos y
tranquilos. Interesarse por lo que hacen fuera de clase, por sus
gustos, por sus inseguridades, por sus dudas y por sus miedos va
hacer que los estudiantes se den cuenta que en el centro educativo y
en clase son importantes y se preocupan de ellos. De esta forma, su
felicidad en el aula irá aumentando considerablemente cada día.
10.
Perder el miedo a divertirse en clase: No
sé muy bien por qué, pero hay profesores que tienen mucho miedo a
llevar juegos a sus clases. Jugar estimula el cerebro de los
estudiantes, les hace sonreír, les aleja de las presiones de las
calificaciones, de las notas, de los exámenes y de los agobios.
Además, también aprenden muchísimas cosas nuevas, entre otras,
valores increíblemente importantes para su día a día.
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