lunes, 13 de abril de 2020

Fomentar la Felicidad en las aulas

 “El procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es hacerla agradable a los demás”, y esta es una hermosa tarea de los educadores. Gandhi también nos dijo que “la felicidad se alcanza cuando, lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía”.
Que los estudiantes se sientan cómodos, a gusto y felices en las aulas es algo muy importante y que todo docente debería tener muy en cuenta y esforzarse por conseguirlo. Un alumno feliz tiene más ganas de adquirir conocimientos nuevos, está más despierto, más activo, más concentrado, presta más atención en clase y la relación con sus compañeros y profesores mejora considerablemente si disfruta de su día a día en el centro.
Por eso, formar alumnos felices, no son cosas difíciles, más bien, pequeños detalles que los estudiantes tienen muy en cuenta y para ellos significan mucho.

1. Escuchar a los alumnos, tienen muchas cosas que decir Mantener una escucha activa y auténtica, muchos alumnos se sentirán valorados, sentirían que sus profesores se preocupan por ellos y que intentan comprenderles.
2. Mantener una actitud positiva en clase Entrar en las aulas con buen humor y mostrar a los estudiantes una actitud positiva, hace que ellos también la tengan. Si se dan cuenta de que su maestro se ríe, está cómodo en clase y notan que disfruta con su trabajo, ellos se contagiarán con esa alegría y emoción que intenta transmitir cada docente.
3. Los contenidos académicos no son lo único importante. En el aula también se tiene que dar importancia a las emociones y a los sentimientos de los alumnos. Centrarse únicamente en el lado intelectual de los estudiantes para mí es un grave error. El estado de ánimo y cómo se sientan los alumnos va a influir muchísimo en el proceso de aprendizaje. Pero eso, también nos pasa a los alumnos. ¿No aprendemos mejor si estamos alegres y contentos? Pues ellos igual.
4. Dar clases en diferentes escenarios . Muchos alumnos se llegan a aburrir de estar siempre metidos en las aulas. Preparar una clase donde los estudiantes estén por ejemplo al aire libre, no solo les va a sorprender, sino que seguramente los profesores hayan captado su atención y hayan conseguido que los alumnos estén más activos y despiertos.
6. Hacer conscientes a los alumnos de su aprendizaje .En muchas ocasiones, hay profesores que se dedican a escribir en la pizarra y a dictar apuntes de la asignatura. En estos casos, los estudiantes se preparan para la memorización, pero dudo mucho que asimilen de verdad los contenidos. Eso no es hacerles conscientes de su aprendizaje. El aprendizaje por proyectos, por ejemplo, da la oportunidad a los estudiantes a que sean ellos los que propongan una solución al docente basándose en investigaciones y búsquedas de información. De esta manera, sí que están aprendiendo porque saben que han sido ellos los que han encontrado esa documentación y los que se la han leído. Eso, les hace estar más seguros de sí mismos y por lo tanto más felices.
7. Fomentar el pensamiento crítico en clase: Generar oportunidades para que los estudiantes tengan que debatir, tengan que expresar su opinión respecto a un tema, tengan que reflexionar, tengan que buscar, tengan que preguntar. Así, los profesores estarán alejando a sus alumnos de la sumisión educativa. Además, que los alumnos tengan oportunidades de decir lo que piensan, de exponer sus dudas y escuchar las ideas de sus compañeros, les servirá para enriquecerse y para aprender cosas nuevas.
8. Los errores forman parte del aprendizaje: A muchos alumnos les da vergüenza equivocarse y cometer fallos delante de sus compañeros y profesores. En estos casos, los docentes tienen que hacer ver a los estudiantes que equivocarse es lo más normal cuando se están adquiriendo nuevos conocimientos y se está aprendiendo. Hay que intentar dejar bien claro a los alumnos que cometer errores significa que lo están intentando, y por eso, ya son unos valientes.
9. Mostrar interés en los alumnos: Si los profesores mantuvieran todos los días charlas con sus alumnos, sabrían muchísimas cosas de ellos y les harían sentirse cómodos y tranquilos. Interesarse por lo que hacen fuera de clase, por sus gustos, por sus inseguridades, por sus dudas y por sus miedos va hacer que los estudiantes se den cuenta que en el centro educativo y en clase son importantes y se preocupan de ellos. De esta forma, su felicidad en el aula irá aumentando considerablemente cada día.
10. Perder el miedo a divertirse en clase: No sé muy bien por qué, pero hay profesores que tienen mucho miedo a llevar juegos a sus clases. Jugar estimula el cerebro de los estudiantes, les hace sonreír, les aleja de las presiones de las calificaciones, de las notas, de los exámenes y de los agobios. Además, también aprenden muchísimas cosas nuevas, entre otras, valores increíblemente importantes para su día a día.

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